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Sinopse

  «Los redimidos del Señor volverán a Sión entre cantos de alegría. Sobre ellos reposará un gozo infinito; rebosarán de gozo y alegría, y el dolor y los gemidos huirán de ellos» (Isaías 51:11) ¿Sabías que como creyente la Sangre de Jesucristo te ha redimido de la maldición del dolor y la tristeza? Tú no debes aceptar esos sentimientos, de la misma manera que rechazas el pecado y la enfermedad. Varios meses antes de que mi madre partiera a la patria celestial —hacia la presencia del Señor— en agosto de 1988, Dios comenzó a enseñarme acerca de este tema. Cada vez que Él me mostraba algo respecto al dolor, yo lo ponía en práctica (tu deberías hacer lo mismo cada vez que Dios te enseñe algo: comienza a ponerlo en práctica en ese momento, y cuando tengas que enfrentar una situación difícil, no tendrás problemas). Ocho meses y medio antes de que mi madre dejara esta Tierra, empecé a prepararme contra el dolor y la tristeza. Decidí que no iba a entristecerme. De inmediato, el diablo comenzó a atacar mis emoci