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Sinopse

  «Descarguen en él todas sus angustias, porque él tiene cuidado de ustedes». (1 Pedro 5:7) ¿Sabes lo que es enfrentar un problema tan grande que parecería una irresponsabilidad no preocuparse por éste? Quizás no haya nada que puedas hacer, pero sientes que necesitas, por lo menos, estar preocupado. Después de todo, ¡alguien debe hacerlo!…, y no hay nadie que esté ofreciéndose como voluntario para ese trabajo. Recuerdo que una vez me sentí exactamente de esa manera. Tenía una serie de reuniones en Ruston, Louisiana. Acababa de descubrir que nuestro presupuesto tenía un déficit de $900 dólares, y en esos días esa cantidad me parecían como ¡9 millones! El diablo atacaba mi mente diciéndome que nadie se preocupaba por mí o por mi ministerio, y me decía que yo estaba enfrentando ese problema solo. Pero en lugar de rendirme ante esos pensamientos, tomé mi Biblia y busqué cada pasaje de la Palabra de Dios que me garantizaba que todo lo que necesitaba ya había sido suplido. Luego, le entregué la preocupación